martes, 15 de junio de 2010

El proceso revolucionario de 1917

1.LA REVOLUCION DE FEBRERO Y LA CAIDA DEL ZAR
A lo largo de 1917 la historia se aceleró vertiginosamente. Se sucedieron la caída del régimen zarista, el intento frustrado de constituir una república reformista, los ensayos contrarevolucionarios para reinstalar el viejo orden y, finalmente, los sucesos revolucionarios de octubre.
En un ambiente de desintegración la manifestación espontanea del 23 de febrero en San Petersburgo en demanda de paz y pan fue el punto de partida. La organización del movimiento significó su expansión en días sucesivos. La huelga general del 25 de febrero manifestó la presencia del movimiento obrero. El 26 los síntomas de rebeldía se extendieron a los cuarteles. Al día siguiente se constituyo un Gobierno Provisional encabezado por Luov, con Kerenski como ministro de guerra. Al mismo tiempo, los obreros y los soldados creaban sus propias células de poder, a imitación de 1905, los soviets.
Poco después, el zar abdico. Había dos formulas alternativas al zarismo de contenido sociológico y político diferente. El Gobierno Provisional representaba a los sectores de la burguesía liberal cuyo objetivo político era el establecimiento de una república parlamentaria de corte occidental. En esta línea se movió un sector del movimiento obrero, sobre todo los mencheviques, persuadidos de que todavía era el tiempo de la burguesía y de sus reformas.
El otro poder emergente, los soviets, vislumbraban, de forma no bien definida, una solución política más avanzada. Sus protagonistas fueron los bolcheviques, o mas bien un sector de ellos, cuya estrategia y practica política quedaron plenamente definidas con la llegada de Lenin a Petrogrado el nuevo nombre rusificado de San Petersburgo) el 3 de abril.

2.LENIN, TEORICO DE LA REVOLUCION
En sus tesis de abril, Lenin planteo el objetivo ultimo bolchevique: la revolución socialista que tendría como premisa fundamentales de actuación el rechazo a la guerra y el reparto de tierras, para forzar la alianza obrero-campesina, y como practica política, la negativa a cualquier colaboración con el Gobierno Provisional y con su futura expresión parlamentaria, la Duma.
Lenin fue el teórico y el organizador de la Revolución. Había dedicado toda su vida a su formación teórica, que procedía de los marxistas rusos y alemanes, y adopto el marxismo a las condiciones de un país atrasado como el imperio ruso. Estas teorías tuvieron su realización practica en la revolución fracasada de 1905, de donde surgió lo que en 1917 fue el instrumento de la Revolución, el soviet.
En su obra El imperialismo, fase superior del capitalismo (1916), además de valorar la Guerra Mundial como un conflicto imperialista en la etapa del capitalismo financiero, vislumbro que la revolución socialista de podía iniciar en un país atrasado como Rusia. En El Estado y la revolución (1917), fijó el papel de los soviets en la construcción del socialismo y la naturaleza de la dictadura del proletariado. Ya en 1901 en su folleto ¿Qué haces? había definido el modelo de partido que podía dirigir una revolución, un partido de revolucionarios profesionales.

3.EL VIRAJE CONSERVADOR Y LA CONTINUACIÓN DE LA GUERRA
Durante 1917 la evolución política rusa estuvo siempre mediatizada por la guerra. La actitud continuista del Gobierno Provisional y de los grupos políticos que lo sustentaban, sobre tofo el Kadete (el Partido Democrático Constitucional), se extendió, a las filas bolcheviques, en cuyo seno el sector denominado blando no mantenía las posturas tajantes de Lenin para acabar la guerra. Asimismo. Endureció los sectores políticos mas conservadores, que mantenían un discurso nacionalista, y eran partidarios de la continuación de la guerra a toda costa. Con ello pretendían mantener la estructura del ejercito, que podía ser utilizado en el interior para eliminar la creciente influencia de los bolcheviques y, en un futuro, para conseguir la vuelta al viejo orden.
El Gobierno Provisional, preso de una doctrina tendente al respeto de los compromisos bélicos con los aliados, acabó haciendo suyo el objetivo de los conservadores, pero con propósitos políticos diferentes. Las ofensivas del verano provocaron la insurrección popular del 3 de julio en Petrogrado, encabezada por los bolcheviques. Lenin, tras el fracaso de la insurrección, se exilio en Finlandia y el partido paso a las clandestinidad. Las derrotas militares, que culminaron con la ocupación alemana en el Riga en 21 de agosto, plantearon el enfrentamiento entre el Gobierno Provisional, dirigido por Kerenski, y el núcleo de la oficialidad conservadora, en cuya cúspide se situaba el general Kornilov.
Esta confrontación volvió a situar a los bolcheviques en el primer plano del proceso revolucionario, el 7 de septiembre Kornilov intento un golpe de estado con tropas retiradas del frente. Sus exigencias eran el establecimiento de un gobierno autoritario que retrotrajera la situación a la etapa anterior al menos de febrero. La doble respuesta del Gobierno Provisional y de los soviets acabó con el intento, pero la iniciativa quedo en manos de estos últimos.

4.LA TOMA DEL PALACIO DE INVIERNO
Lenin preparó desde principios de octubre el asalto final. En 9 de octubre el Comité Central bolchevique, por diez votos contra dos, se pronuncio por la insurrección armada. El 15 se formo el Comité Militar Revolucionario en Petrogrado, con Trotski a la cabeza. La chispa definitiva estalló cuando Kerenski decidió enviar al frente nuevos regimientos acantonados en la ciudad. Por fin la insurrección se puso en marcha el 24 de octubre, perfectamente planificada, con la ocupación de los puntos neurálgicos de la ciudad. En la madrugada del día siguiente culminó el asalto al poder con la toma del Palacio de Invierno y la huida precipitada de Kerenski.
La revolución conquisto Petrogrado, pero hasta el 2 de noviembre los soviets no se hicieron con el control definitivo de Moscú. En los meses siguientes la revolución se propago por los principales centros urbanos de la Rusia europea, pero extensos territorios siguieron bajo el poder de las antiguas autoridades. Fueron los prolegómenos de la guerra civil.

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